Eduardo Planchart Licea

"El artista se exterioriza a sí mismo, creando formas perdurables, formas que trasciendan al hombre, que existan, que habiten con nosotros, que nos acompañen, que sean producto del tiempo como un espejo de la realidad." (Enrico Armas)

Realidad transmutada, recreada al encuentro de situaciones arquetipales, transmite a la propuesta de Enrico Armas una expresividad creadora de tensiones entre la figuración y la abstracción a través de recursos plásticos como la mancha, el grafismo y los contrastes cromáticos que le ha permitido tener un lenguaje personal. Esto transmite a cada pieza del artistas climas existenciales que nos enfrentan a lo nostálgico, lo lúdico e, incluso, a pequeños acentos de angustia que se expresan en la pincelada nerviosa de sus cuadros o en las huellas de su pulso impreso en las esculturas.

Su visión pictórica la dirige una obsesión por lo tridimensional, energía retenida que penetra de las realidades entre sí. El estoicismo impugnó la impenetrabilidad de la realidad y planteó la ligazón y participación mística entre las cosas. Siglos después este planteamiento se convirtió en el fundamento de la estructura de la materia, planteado por la física contemporánea. Esta tesis de Crisipo explica que el universo se encuentra en estado de unión. "Nada se opone a que una gota de vino se mezcle con el mar." Situación estético filosófico presente en la manera como Enrico Armas hace uso de la mancha, giros matéricos de energía retenida de los que brotan elementos de la realidad, flores, letras, figuras esquematizadas a la búsqueda de crear un espacio y tiempo propio.

"Al final creo que es importante definir un territorio, que somos donde nos sentimos mejor, creo en el arte como forma de perpetuarse en el tiempo, como una forma de construir un espacio tiempo."(Enrico Armas)

Y es esto se percibe con mayor claridad cuando nos enfrentamos a las esculturas y dibujos de este artista. Las vibraciones de sus esculturas en alambre de acero y aluminio plantean el dilema de la inmaterialidad, pues parecen líneas en el espacio que se niegan a la quietud, plenas de una energía molecular en sus formas, como se manifiesta en la pieza Espiga Dorada, 1989, cuyo carácter de haz de energía lumínica busca su origen celeste. En otras piezas asume la forma de la cruz, como el caso de Espiga, 423, 1989, donde se establece un constructivismo que hunde sus raíces en la escultura inglesa.

Este rasgo, que recuerda la estructura del átomo, es algo que traduce en su obra pictórica a través de la energía que logra transmitir a las manchas cromáticas. Tensión entre caos y orden, cosmología plástica que se expresa en la disolución que logran a través de los contrastes cromáticos de la mancha y el equilibrio que se establece entre este recurso y las figuras arquetipales que introduce en cada cuadro. Este sentido se hace más evidente en la escultura Aro amarillo, 1989, en donde el metal se transforma en giro, velocidad, tensión replegada sobre sí misma, generadora de realidades y tiempos paralelos como es la coincidencia en un mismo espacio de elementos míticos como el caballo, cotidianos como un florero y lúdicos como el trazo abstracto. Esta versatilidad de su lenguaje expresa una rigurosidad y pasión creativa, presente en los trazos que dejan las huellas indelebles de lo edénico.

"Ante todo creo que lo importante es que el artista defienda su libertad de creación, vivir, romper, inventar y construir una coherencia interior." (Enrico Armas. Desde sus inicios Enrico Armas demostró carecer de prejuicios creativos por la versatilidad que lo caracteriza para pasar de lo dibujístico a lo pictórico y a lo escultórico, ambientes a los que se dirige libremente y se complementan entre sí. "El punto sería hoy en día que el artista se enfrenta a una libertad que nunca antes había tenido. Si Picasso abrió ese camino donde todo era posible..."(Enrico Armas)

Logró intuir que las barreras entre las diversas disciplinas artísticas en la modernidad y la contemporaneidad se desmoronaron, para ir creando un arte cada vez más ecléctico, más dinámico y más holístico. Realidad relacionada con la globalización como fenómeno que no sólo afecta la relación de la humanidad consiguió misma, sino que se expresa en sus manifestaciones materiales y espirituales. Así, la obra de Enrico Armas. Se caracteriza por pasar de un lenguaje a otro e incluso fusionarlos, pues muchas de las pátinas de sus esculturas buscan lo pictórico y sus manchas lo escultórico.

Qué mejor representación material de este sentido que la diversidad de tratamientos que hace del caballo en sus cuadros y esculturas, animal, símbolo plástico, eje de su obra, conexión entre lenguajes.

El equino es movilidad, y en los desarrollos escultóricos que realiza destaca ese gusto por moldear la pieza con sus manos, dejando las huellas de su tensión emocional sobre la superficie del bronce, que tiene su paralelo pictórico en el tratamiento de la mancha.

Pero en estas esculturas también estamos ante la distorsión presente en el alargamiento de los cuellos y patas, creando una sensación de soledad existencial que recuerda a Giacometi. Pero el arcaísmo que le transmiten el creador a sus piezas las expulsa de este abismo interior, haciéndoles ganar un carácter lúdico que se hace más patente en sus recientes esculturas en acero, donde lleva la línea de su dibujo a la tridimensionalidad, continuando con una búsqueda de romper con las limitaciones.

Este sentido también se evidencia en cuadros como Un Caballo Frente al Mar, 2001 o Paisaje en Amarillo, 2001. En sus pinturas y en sus patinas las machas son metafóricamente capas de memorias, que convierte el cuadro en un calidoscopio de ensueños. Al incorporar los climas abstractos con figuraciones míticas, caligrafías, palabras sueltas, frases que intentan completarse en la imaginación del espectador se crean atmósferas de paradoja, manteniendo esa unidad que busca atrapar las esencias y no las realidades materiales. Siguiendo el discurso platónico, diríamos que estamos ante ideas más que arquetipos. El derroche de color crea una obra ligera, musical, que refresca el espíritu, que anhela la alegría, la felicidad como objetivo de la vida humana, hoy horizonte olvidado por el acelerado ritmo de la contemporaneidad y los dilemas a que nos enfrenta. Su obra pictórica se plantea como una interrogante y un camino sobre la vida. Introduce elementos cotidianos, floreros, vasos, cafeteras, fragmentos de vida que nos advierten sobre las pequeñas cosas que le dan sentido a nuestro devenir.

Cada cuadro de Enrico Armas da la sensación de un jardín epicureano, pero su vida se ha rodeado más de la concepción de pórtico que nos recuerda el estoicismo y de convertir a la filosofía y al arte en técnica para la virtud, cuya práctica tanta falta le hace a la humanidad. Esta obra anhela trascender el arte por el arte, al buscar una reflexión sobre nosotros y nuestra situación existencial, al recordarnos la belleza que nos rodea como eco del universo y de la necesidad de actuar éticamente sobre él.

"Así nadie pinte, Yo seré el último pintor. Yo daré ese último grito." (Enrico Armas).


Eduardo Planchart Licea
Caracas, Venezuela
Octubre del Año 2001