“Para mi lo más importante no es sorprender al espectador. Para mi lo más importante es sorprenderme a mi mismo, porque yo creo que el artista no debe hacer una obra, el artista debe hacer creación. Este es mi punto de vista. El primer sorprendido con lo que consigo soy yo. El artista no hace nada en una torre de marfil. Uno es parte de una sociedad, de un conglomerado, de un país”.

Este es la base del pensamiento de Asdrúbal Colmenárez, tal y como se lo manifestó a José Pulido en reciente entrevista que aparece publicada en este catálogo. Lo resume todo. No hay dudas. No hay espacio para interpretaciones. Para Colmenárez, su trabajo cotidiano no es una rutina de pintar por pintar. Es un proceso de -búsqueda, investigación y creación- permanente a que este creador ya nos acostumbró durante tantos años y, que a pesar del tiempo, permanece tan activo como -novel iniciado en la búsqueda- de su propio destino en ese mundo que nunca termina, la creación artística. Asdrúbal Colmenárez ha mantenido esa permanente búsqueda de la sorpresa propia, que a la vez nos sorprende a todos nosotros durante su larga trayectoria que inició allá por los años de 1950.

Colmenárez no es el artista que se aprovechó de la repetición de temas e imágenes exitosas donde la leve modificación de la anterior se convirtió en rutina de producción, tampoco cayó en elaboración de líneas, juegos de colores o impactos visuales tan populares en sus inicios. Él fue más allá, cumplió a cabalidad con el requisito -básico del artista-, reflejar en la obra su naturaleza personal, su propio e íntimo ser, colmarla con su personalidad y dejar un legado que sorprenda y trascienda permanentemente, así lo ha trasmitido a los veedores de sus obras como a sus innumerables alumnos a través de largos años de enseñanza en la Universidad de Paris.

En las cinco exposiciones individuales anteriores que Asdrúbal Colmenárez ha presentado en Galería Medicci, -Nómadas, Penas de amor perdidas, El viaje de Ulises, Voyage y Erotika- y en otras muestras museísticas hemos visto un cambio de temática que algunos podrían pensar que es un tanto absoluto o quizás voluble. Pero cada cambio ha sido el producto de una intensa investigación que termina en una nueva etapa de su obra que siempre está en permanente evolución y mantiene, sorprendentemente, sus elementos básicos, signos y lenguajes tan propios del artista. Acciones colmadas de símbolos, objetos de collage, dibujos de elementos de collage, dibujos de elementos marinos o simplemente escenas eróticas, sutiles o no, Asdrúbal muestra sus investigaciones y vías para comunicárnoslas, de una temática a la siguiente, su deseo de sorprenderse y sorprendernos siempre está presente, lo ratifica aún más en este nueva muestra donde la tela descompuesta, deshilachada o maltratada se convierte en el centro de la atención.

A finales de los años 1700, se inventa el primer telar. Son los ingleses Richard Arkwright, John Kay y Thomas Highs quienes se atribuyen la invención del telar. Solo en 1801, el francés Joseph Marie Jacquard inventa el telar mecánico, capaz de producir complicados diseños de telas mediante la intersección de hilos verticales o -urdimbre de la tela- e hilos horizontales conocidos como - la trama de la tela-. Asdrúbal Colmenárez se tomó el tiempo y la paciencia necesaria para ir al contrario, a la inversa del proceso original, él deshilachó la tela y descompuso su imagen original, la convirtió en simplemente hilos, la destramó.

En esta nueva exposición, - Des-Trames -, el artista nos lleva, con un fin especifico, al proceso inverso de la fabricación de la tela. Es un deshilachado del tramado original que se agrega o sobrepone a la tela que sirve de soporte a la obra, la primera tela. Una rica compenetración de ambas nos permite observar cómo va transformando ambas imágenes para producir una nueva, distinta, fresca y sorprendente. Una imagen que sorprende por igual al que la crea y al que la mira.

“La tela deshilachada finamente se transforma en una suerte de transparencia, de portal que conduce el ojo hacia otra dimensión. La tipografía de todas las lenguas, los mapas, los números, el grafiti, la atmósfera de lo urbano inspiran otras miradas y fecundan una especie de misterio, quizás porque hay algo oculto en esa suerte de espejo”, nos confiesa Colmenárez en la entrevista que sostuvo con José Pulido.

Eduardo Planchart Licea nos cita en el texto crítico del catálogo: “Se hace eco de su tiempo con la incorporación estética de nuevos materiales y técnicas. Esto ocurre en el objeto encontrado de la tela deconstruida como parte de la cotidianidad, que transmite transparencia, y elementos plásticos azarosos entre los que se encuentran las formas impresas que van desde diseños florales, cartografías, animales, cómics que acompaña de caligrafías con plantillas, calcomanías, gestos pictóricos, sellos, fotografías y fotocopias”.

Con esta nueva exposición individual, “Des-Trames”, Asdrúbal Colmenárez culmina por ahora, su paso por Caracas en este año 2012, año fructífero donde en corto tiempo nos mostró sus investigaciones sobre la robótica y el dibujo, un relanzamiento de los Sicomagnéticos y la muestra de los Alfabetos Polisensoriales (a ser exhibida en la FIA 2012). Cuatro eventos que forman todo un gran conjunto de temas, técnicas y épocas que nos ratifican las cualidades creativas de este gran artista.

Colmenárez ha sido consistente y consecuente no solo con su obra sino con los que de alguna manera lo rodean. Hombre de reconocida bonhomía, es siempre una fuente de apoyo para jóvenes artistas que buscan soporte u orientación, su larga trayectoria educativa en Paris, además de poner en alto el gentilicio nacional, le facilita la labor de apoyar artistas emergentes. Sin pretender nada a cambio, sin exigir retribución alguna.

Tomas Kepets
Director
Mayo del año 2012