Arte y Vida

La pintura para es mi vida, es todo, hace muchos años hice la promesa de que no iba pasar por la vida como la brisa por la mejilla, sino más bien como una marca que aporta, he luchado afanosamente por eso. Mi gran preocupación, es dejar algo importante, algo que le sirva a las demás personas y que no me muera en el recuerdo, sino que se vea que hice un trabajo bueno y de calidad. La muerte real es cuando se olvidan de uno, cuando nadie nos recuerda es cuando estas muerto de verdad.

El interés hacia el arte, nace con uno. Recuerdo, como si fuera hoy, cuando venía de hacer un trabajo en Puerto La Cruz. Específicamente, cuando pasamos por la Laguna de Uchire, en el Estado Anzoátegui decidimos comer algo, y esa comida se fue alargando, aderezada con la conversación que se extendió hasta un atardecer extremadamente hermoso; eso me conmovió bastante, y quise plasmarlo a través de un poema, pero no me salía nada. Lo que quería era pintarlo, pero como no tenía la técnica en el momento, alcance hacer un medio boceto allí; en ese tiempo no pintaba, escribía, toda la vida me ha gustado el verbo, de hecho tengo una cantidad de poemas hechos. Si, había agarrado en forma esporádica un pincel, sin ninguna orientación de ninguna clase. Luego, continúo la conversación y vi el amanecer, eso me conmovió doblemente, y cuando salimos de allá salí con algo removido por dentro. 

Azares de la formación

Una tarde cuando llegue del trabajo, conseguí a un compañero que era poeta, le gustaba cantar, tocar, y cuando fui a su casa la vi llena de cuadros. Eso, me conmovió, y entonces, me dije:

- Algún día, voy a tener mi casa también, llena cuadro. En la casa de ese poeta no había un huequito vacío – sin vacilar le pregunte- ¿Chico todo esos cuadros son tuyos? No, míos solamente no, tengo de otros pintores. Me hablo de uno que fue su maestro, y me lo presento, Evelio Huisepe, todo un personaje de Cagua, y eso sucedió en Bella Vista, porque allí era donde vivía el amigo y Evelio. El lugar, como su nombre lo dice, tiene una bella vista, de una laguna, vía hacia Villa de Cura. Total que me inicio en el Taller de Huisepe, pero no podía ir como un alumno regular, porque como tenía que cumplir un horario regular en una empresa, me dijo:

- Pero, chico no importa, cuando vengas del trabajo; te voy esperar hasta las seis y media, allí me vas llevando tu trabajo y hacemos las correcciones. Es el año de 1972-1973, en ese entonces trabajaba como herrero. Ya había estudiado soldadura, total que estaba en taller de pintura, allí había personas adultas, no había niños en ese momento. Me acuerdo, que era el más atrasado de todos, había señoras y muchachos que estaban bien adelantados, y un grupo de muchachas bien echadoras de bromas; cuando lleve, el primer lote de seis cuadros, las muchachas los vieron y les causo gracia, porque les parecía torpe, porque comencé a pintar como un artista popular, pintura ingenua era llamada para esa época. Y al verlos les dio gracias, y se rieron; eso me causo un cierto malestar. Total ese tipo de pintura, le gusto mucho al maestro, y comenzó hablarme de los artistas populares, de hecho conocí a varios.., Huisepe, insistía en que continuara dentro de esa tendencia, sin embargo iba y escuchaba las charlas de él a los otros.

Por motivos de trabajo me mudo, a la Victoria, y pierdo el contacto con el taller, pero él me presentó al maestro Alejandro Rivas, entonces comienzo a ir los sábados, en Maracay. Fue uno de los artistas aragueños, que aporto bastante a la plástica en cuanto al color, pero su obra es poco conocida. Nunca, pinte en su taller tampoco, iba y me sentaba y comenzaba él a hablar y a pintar, luego se me acababa la hora, y me iba.
Fue en la Victoria, que conocí al maestro Jorge Chacón, se había mudado para Sabaneta, hizo su taller allá, y me dijo:

- Mirá Caldas, deberías irte al taller, para que pintes conmigo allá, pues van muchos pintores. ¿Cuándo puedo ir? Cuando quieras.
Su casa era de campo, bien sabrosa, y allí me rodie con pintores como Francisco Padrón, Julio Jáuregui, José Arcadio Carrasquel y otros. Allí, cada quien pintaba a su manera, él simplemente, daba algunos tips técnicos, a la manera de cada quien, como debías solucionar esto o aquello. Así, uno iba madurando, en ese espacio fueron madurando todos.

Con frecuencia venía con el maestro Chacón, a la biblioteca del Museo de Arte Contemporáneo, a él lo conocían, iba a estudiar a los expresionistas, y estudiaba mucho al grupo Cobra, a los expresionistas alemanes, estudiábamos y compartíamos todo aquello.
Cuando me aceptaron en el salón de Santa Teresa, mi estilo estaba cambiando, no cambio el colorido, pues desden el principio trabajaba con los primarios y los secundarios, y de repente quedaban alternados de una manera complementaria, salían de esa manera los cuadros con un color impactante.

Cada uno de los maestros que he tenido me aportó algo, Alejandro Rivas, era paisajista, comienzo con él a ver el paisaje de una manera diferente. Con el maestro Chacón, también trabajamos el paisaje como investigaciones de taller, como los bodegones, naturalezas muertas. La inquietud del color, comienza con Alejandro Rivas, y la refuerzo con Jorge Chacón, después estudio a maestros venezolanos como Jesús Soto, él trabajo el color de una manera tan diferente y vibrante, y recojo alguna de sus investigaciones y las investigo. 

La danza del color

Me gustan las composiciones que tiene gente, por ejemplo de un altar, y para iniciar a crear sólo me llevo una libretita y un lapicito, y allí hago los bocetos; y en el taller los recreo. Hago también anotaciones de los colores que dominan en el momento, ese es el borrador. Boceteo sobre el lienzo en base a las anotaciones, y lanzo una mancha de color, en una parte, luego en otra, y después me olvido de lo demás. Luego comienza a surgir el dialogo de todos los colores que están ahí. Ellos te van diciendo, quien quiere que vayan al lado, y comienza a armarse la gran danza del color. Solamente estoy dejándome llevar, siento y escucho los colores, y de repente uno se sorprende cuando terminas la obra.

Pinto con acrílico, utilizo la espátula, y de vez en cuando un pincel, uso cualquier recurso que tenga a mano, si necesito marcar en una parte, tomo una regla para correr el color, y el efecto sea más largo. Lo importante es lo que va quedando, si de repente no me gustan los resultados espero que seque para volver a ese cuadro. Después de terminado, viene el proceso de análisis y me siento frente a la obra a verla, y estudiarla. De repente a la primera vista paso la prueba, pero ahí unas que no pasan esa prueba, después para descansar la vista, volteo la obra. Y, luego con el tiempo regreso a esa pieza, y la veo, donde sientes que ahí una falla, aunque no la capte. Lo cuadros no salen del taller, hasta que este completamente aprobados por mi vista y mi sentir. 

Maestros del arte

Uno de los artistas que más he estudiado, es Carlos Cruz Diez, es un hombre que ha estudiado el color al derecho y al revés, los artistas le debemos mucho...Pero el gran maestro, al cual ninguno de los pintores venezolanos puede eludir es Armando Reverón, siento que trascendió los límites del mundo tridimensional, logro dentro de un ritual que creaba pasar a ver otra dimensión energética, y brillante. El abre esa gran puerta, que muchos científicos metafísicos, gnósticos conocen.

Todos lo maestros nos enseñan mucho, y he llegado a la conclusión, de que uno no debe enredarse la vida tanto, ellos nos han enseñado que la grandeza de todo esta en la sencillez. Por ejemplo, Vincent Van Gohg, solamente trabaja con pocos colores los primarios y secundarios, y les da una gran diversidad al buscar la simplicidad de las cosas. 

Energía, color y temática

En la pintura, intento captar la parte vibratoria de todos los elementos que enfoco. Entonces, si voy a pintar cualquier motivo, intento llegar a lo más profundo, no solamente a la formación de la estructura externa, trato de sentirlo internamente; pues todo es energía, todo ser viviente que puebla el planeta tierra posee vibraciones.

Los temas de los cuadres nacen de mi entorno, por ejemplo, cuando camino, veo y pienso y de repente me gustan unas mandarina, y detrás de ellas esta la entrada a un centro comercial. Pero lo que me llama la atención son las tonalidades que se ven allí, empezando por esas mandarinas, interiorizo esa impresión, no me interesa el motivo sino el color. Con esa impresión hago una composición, comienzo con ese juego de energías y colores, de repente parto de un dibujo tradicional, pero eso es solo el pretexto para lanzar el color. 

Arte y Sociedad:

El arte debería estar ligado a la sociedad, y cada vez más, porque el arte sensibiliza a las personas; una persona que ha tenido una experiencia con el arte logra se mejor ser mejor amigo, mejor ciudadano, mejor hermano. Doy clases y específicamente a los niños, porque se que estoy haciendo una gran labor, pasado mañana si no logran pintar, se que se ha logrado despertar un fibra en ellos, hacia el amor, hacia la naturaleza....